Desde que los primeros
investigadores pisaron Bélmez de la Moraleda con el fin de estudiar las famosas
teleplástias, el fenómeno fue evolucionando de manera incontrolada. Es cierto
que había una preocupación sobre el tema y un cierto seguimiento, pero las investigaciones
se resumían a poco tiempo, con escasísimos medios de trabajo, y desde luego con
muy poco personal de investigación.
Esto creó alrededor del fenómeno y en torno a
la investigación, un descontrol que hizo
que se perdiese la pista al curioso fenómeno durante muchos años.
Muchas de
las caras desaparecieron para no volver, y poco a poco las que quedaban en la
casa comenzaban igualmente a debilitarse.
Nadie, había informado
de que en la casa de las caras había nuevas formaciones que posiblemente
comenzaran a eclosionar a finales de la década de los 90.
Tras un minucioso
examen, la SEIP encontró la pista de los Nuevos Rostros en la casa de las caras
de Bélmez, y... así pasó...
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